Hasta que me despierte

23:14 / Comments (0) / by retinorama

Los dedos me hormiguean mientras tamborileo las uñas en el cristal de la mesa. Mejor cojo otro cigarro para tener las manos ocupadas y no marcar en nº que aparece en la pantalla. Una caja de bombones llegaba esta mañana por correo y un escalofrio animal me repta por la espina dorsal. Cierro el sobre, lo meto en el bolso, sin dar ni una sola explicación, porque es demasiado tarde, estoy sonriendo y mi cola roja ya se ha puesto a dar golpecitos nerviosos en el suelo.

Es injusto. Nadie es como se le sueña, y yo menos que nadie. Pero yo no tengo la culpa de eso. Sé que tampoco es correcto ser maleducada y no agradecer ciertos detalles, y sé lo que va a pasar porque ese guión lo han escrito mis deseos, tan fácil como hacer una llamada y olvidarme de que tengo nombre y apellidos, hipotecas, tarjetas de crédito, impuestos de circulación, tan fácil como mover una ficha y situarte en jaque sin que ni siquiera sepas de dónde te viene el ataque...como me lo pones tan fácil...

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