No culpable

18:23 / Comments (0) / by retinorama

No me gusta juzgar a la gente, y una cosa es mi propia obstinación por buscar etiquetas que me expliquen y otra que los demás intenten jugar a ser dymo y me digan que es lo correcto o lo incorrecto en mi vida. No soy una persona desagradecida, y me gusta escuchar lo que me dicen los que me quieren, pero he aprendido a identificar las opiniones en las que puedo confiar y en las que no, no por falta de sinceridad, sino por similitud de maneras de ser. No todo el mundo puede comprender lo que nos pasa. Cada vez me apetece menos hacer según qué tipo de cosas, y han dejado de llenarme otras, pero sigo estando ahí. Estoy acostumbrada a sentirme lejos de algunas personas que quiero mucho, de lo que buscan, de lo que necesitan, pero eso no implica que les diga que es lo que tienen que hacer, ni implica que no haya estado apoyandolas cuando lo han necesitado independientemente de lo que yo pensara o no al respecto.

Para mi, querer implica no juzgar, porque juzgar implica cerrar una puerta siempre, porque al juzgar siempre hay algo bueno, y algo malo, algo adecuado, algo inadecuado. Hoy alguien que me conoce bastante, pero no lo suficiente al parecer, ha cerrado la boca a media opinión, debe haberme notado la advertencia en el tono de voz y ha hecho bien, pero no he podido evitar que esa mitad que sí he escuchado se quede coleando en la linea de teléfono. Me ha sentado mal que en vez de alegrarse por mi le haya dado por juzgarme y por decirme lo que tengo que esperar o no. Y eso no lo permito. No hay una manera más rápida de que yo haga algo que diciéndome que no puede hacerse.

Guardate los juicios, que no hay nadie más dura que yo para eso, y ya tengo experiencia en indultos.

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