Alba

22:30 / Comments (0) / by retinorama

Es curioso, porque yo siempre guardo el primer recuerdo de la gente a la que conozco. Recuerdo el lugar, las circunstancias, retazos de aquella conversación, y sin embargo, no tengo memoria de cuándo la conocí.

De pequeñas nos parecíamos tanto que hasta su madre, que era nuestra profesora, nos había llegado a confundir, y recuerdo el patio de mi colegio, mientras jugaba con ella, y corría delante de mí con una bata de cuadritos verdes.

A partir de ahí, tengo memoria de que siempre la he querido mucho, y porque siempre ha estado ahí para escuchar, porque su opinión siempre ha sido importante, su personalidad realista, y la recuerdo en el instituto saliendo del campo con ese pelazo rizado lleno de briznas, fumando porros en el viaje de bup a holanda, aquella noche de invierno del año pasado, las dos solas, tiradas en el suelo de la risa a las siete de la mañana buscando el coche por el raval, o pasándonos chuletas, trucando exámenes, las risas en aquel concierto de sabina, las borracheras, y toda la memoria que abarca desde mis cinco años, que es cuando la conocí, y por eso no la recuerdo. Ha estado conmigo desde siempre.

Cuando abro la puerta y la veo estirada en la cama, con gasas en los pezones, es la alba de siempre, y cuando miro a la derecha veo a viçent sentado en una silla sosteniendo al primer hijo de una de mis mejores amigas. Un puño me agarra las entrañas y me tiro encima de ella a darle un abrazo y un beso, y me pongo a hablar, como estás, pues aquí, es enooormeeee, diosmio, a veer, tres kilos seiscientos, pero no está gordo, es grande, si, tiene una fuerza.., y me acerco a mirar un bebe con cara de extasiado, no paran de darle cólicos, y solo se calma si le tocas la barriga, ves?, he traido la cámara, soy el reportero del hola, jajaa...tiene cara de chino arrugao, jaja, anda ya, que mofletes más chulos.

Cuando el padre de la criatura pone en mis brazos a ese bebe, que tiene cara de estar sufriendo mucho, y que ahora duerme con las facciones apretadas, está rojo de calor, una ternura muy viva y muy antigua me cae por dentro como un manto de agua tibia. Cuando al fin, paul puede abrir los ojos y mirarme, justo antes de ponerse a buscar cualquier cosa parecida a un pezón que tuviera a un centímetro de los labios, me da tiempo a decirle hola paul... yo soy la laura.

felicidades a alba, que acaba de ser madre y que siempre ha sido uno de mis pilares. Te quiero, guapa!



0 parpadeos: