Passive Agressive

2:33 / Comments (0) / by retinorama

Los que no son tú me sortean la mirada, y se me clavan algunas, miradas como espinas, como lanzas, como promesas, me lanzan piropos y me invitan a un café. Algunos me dedican canciones y algunos, arremeten contra mi cuerpo, que no es el tuyo, sino solo el mio autónomo, bebiendo de otras pieles que tienen más sed. Claro que las cosas nunca son sencillas de explicar, cuando hablamos de sentimientos. Sino porqué se supone que dejo todo lo que tenía entre manos con la mayor de las ilusiones en las narices solo porque me he vuelto loca de remate y tú acabas en mi cama, sin dormir en toda la noche para mirarme y abrazarme una y otra vez como si en ello te fuera la vida, sin tocarme apenas más allá de lo necesario, porque me habia jurado y perjurado que no quería volver a saber nada más de tí. Menuda ironía. Sin embargo, esta vez no sentía que me estaba engañando, sólo sentía que me estaba dando una oportunidad con alguien que valía la pena, con alguien que me gustaba, aunque ni de lejos, la mitad que tú. Solo que la otra mitad no me gusta, y es la mas mia, la mas verdadera, la menos coherente pero la más noble de las que tengo levanta la espada mirando al frente, y sólo tengo un corazón, y prometí serle fiel, aunque me costara la cabeza.



Los que no son tú me besan el cuello, me huelen a hurtadillas, me sujetan las manos detrás de la espalda para bajar por mi vientre a fuerza de labios, en un portal cualquiera, a una hora cualquiera, y ese, el que en concreto no eres tú, tambien ha tenido su parte de dolor, sin menospreciar el tuyo, sin menospreciar el mio, y sin embargo, el mero hecho de mostrármelo con las manos vacías me enternece hasta tal punto que decido besarle, a pesar de que ningun nervio me cierra la boca del estómago, y que no tengo que aprender a besarle, ni aprender a tocarle, porque mi sabiduria me ampara, no me deja sola. No como contigo.


Pero es que tú no tienes que nada que ver en esta parte de mi vida. Ni yo quiero pensar en esa parte de la tuya.


Si no fuera yo, es decir, si no lo fuera, si no fuera piel, sangre y músculos, me hubiera rendido antes, y ni siquiera me hubiera conformado, sólo hubiera sido bastante, porque no hubiera corrido para averiguar, para ver qué se escondía detrás de lo no debía mirar, porque me hubiera quedado en las puertas, de un camino y una puerta, y detrás, una autopista recta, lisa, perfecta, sin un solo bache ni señal tumbada y fuera de sitio, el lugar perfecto para conducir sin sufrir un solo rasguño en la carrocería, y llenarla de peluches, sillitas de bebé, fiambreras, maletas con los años y mi cajita de veinticuatro felicidades en lo profundo del nece-ser. Lo que tenía no me valía, porque no lo sentía mio, no lo sentía propio, no lo sentía intimo.


Y desde hace un par de años, siempre apareces para recordármelo, y estoy cansada de quedarme preguntando si eres tú o sólo yo estando contigo. Y siento una extraña alegría, una alegría muy remota que no sé de donde viene. Si no fuera tanta, no estaría todavía preguntándome qué es lo que te pasa conmigo. Y no estaría aguantando las preguntas en silencio, dando lugar a esta tregua extraña, un mail que me dice que querías verme, no me respondes el mensaje, y yo que sé que significa, y tampoco quiero averiguarlo, qué es esto, de que se trata, dame una pista, a la vez que la intuición me dice que no pregunte, que no explique, que no analice. Que viva, que no me pides nada y yo a ti tampoco. Que de eso se trata. De elegir. De ofrecer en vez de dar. Que soy más yo de lo que fui nunca, o eso creo. No creo que a estas alturas fuera capaz de rubricar esta historia, que tiene fin y no muy lejano, como un error. Sería admitir que lo que siento por ti no es real, y eso no sería cierto. Porque si algo tengo claro es que yo apuesto, arriesgo y pongo el aliento. Si pierdo, es que me equivoqué de contrincante. Me equivoqué de apuesta.

Y eso nos ha pasado a todos.

0 parpadeos: